El 15 de mayo unos voluntarios shipibo-konibo se armaron de plantas para luchar contra el COVID-19. Salieron por los alrededores de Pucallpa en busca de hojas de matico (Piper aduncum) y gravaron un video sobre su uso medicinal, difundido con estrepitoso éxito. Gracias a la intermediación de la Feconau (Federación de Comunidades Nativas del Ucayali y Afluentes), el lunes, 25 de mayo, Willy Lora Zevallos, director de la Dirección de Salud de Ucayali, los llamó para sellar un acuerdo.
El diálogo entablado en torno al potencial curativo de las plantas se tradujo en acciones inmediatas. “La medicina ancestral debe ir de la mano con la medicina occidental”, afirmó el doctor Lora, abriendo paso a una genuina iniciativa plurimédica y pluricultural. Ayer, martes 26 de mayo, se inauguró el Centro Comunitario de Atención Rápida Matico COVID-19 en el local de la Parroquia de Yarinacocha y la Diresa de Ucayali se ha comprometido a asignar un médico y enfermera y poner a disposición materiales de bioseguridad, 60 camas, 2 balones de oxígeno y un motocarro para el desplazamiento exclusivo del Comando Matico cuando sea necesario atender a los pacientes en casa.
“Cuando me veían ir y venir con mis plantas para tratar a la gente, unas tías me bromeaban: ‘¡vamos a hablar con Willy lora para que te ponga a trabajar en el hospital!’. ¡Y mira ahora, lo que me han bromeado se ha vuelto realidad!” , Mery Fasabi
Sabiduría shipibo-konibo para todos
“Ha sido una alegría bien grande lograr ese sueño que he tenido”, dice la profesora shipibo-konibo Mery Fasabi, voluntaria del Comando Matico. “Mucha gente está muriendo, no solamente en las comunidades. En toda parte se ve, en las puertas de los hospitales, en el motocar”. La profesora argumentó que los miembros del Comando Matico estaban dispuestos a arriesgarse para llevar alivio a todos los que los llamaban, pero necesitaban materiales y acompañamiento médico para poder continuar. “Así le hemos dicho al doctor Lora y él nos ha escuchado. La parroquia de Yarinacocha nos ha apoyado con el local”.
Temprano en la mañana de ayer, ya estaban instalados los colchones con sus respectivos mosquiteros, y los pacientes con síntomas moderados de COVID-19 recibían la vaporización con plantas mientras una enfermera complementaba la fitoterapia indígena con los procedimientos de la observación médica. “Ha sido bien agotador”, dijo el voluntario Alexander Shimpukat al final del día. Se manifestó complacido porque desde el inicio, el nuevo Centro de Atención ha demostrado ser pluricultural y recibido pacientes indígenas y mestizos.
“Estamos tratando a tres pacientes. Al principio pensábamos que iban a venir solamente indígenas, pero han llegado dos mujeres mestizas y una shipiba. Las hemos atendido a todas por igual”, Alexander Shimpukat
La acogida que la iniciativa shipibo-konibo ha tenido entre la población mestiza de Pucallpa es una prueba más de la pertinencia y urgencia de continuar impulsando estrategias para el tratamiento del COVID-19 donde la medicina ancestral es acreditada por la Diresa y puesta a disposición para todos.
Acompañamiento hasta la recuperación total
Gabriela Delgado, cineasta limeña residente en Pucallpa que se ha unido al comando shipibo-konibo, está llena de admiración por la serenidad de la profesora Fasabi. “Es un raomi, una sabia conocedora de las plantas y su manera de acompañar a los pacientes llena un vacío que actualmente existe en los tratamientos dados por el Estado”. Explica que debido al actual colapso Hospitalar y la escandalosa subida de los precios de la medicina y el oxígeno en Ucayali, las personas positivas al COVID-19 no tienen opciones y se ven solos. La iniciativa shipibo-konibo es ahora una opción para indígenas y mestizos. Es un espacio donde se ofrece fitoterapia y seguimiento personalizado no sólo durante los momentos críticos de la enfermedad, sino durante el periodo de convalecencia.
“El Comando Matico brinda acompañamiento hasta que la persona se recupere y esté estable, porque la recaída es letal", Gabriela Delgado
Mery Fasabi explica claramente sus condiciones. Ella exige de sus pacientes y sus familiares que cumplan la dieta y el resguardo obligatorios. No basta con tomar te de plantas y hacer vaporizaciones; la fitoterapia solo será efectiva si las prácticas indígenas de la dieta son respetadas. El paciente debe evitar comer ciertos alimentos, considerados inadecuados, mantenerse quieto y al abrigo de los cambios de temperatura, especialmente de las corrientes de aire. La profesora Fasabi lamenta que algunos pacientes consideran que ya están sanas cuando logran superar la primera crisis y se exponen al aire y el agua fría. Menciona varios casos de personas que se sintieron mejor, comieron carne roja, decidieron lavar la ropa o salieron a pasear, y empeoraron rápidamente. “Cuando has tenido la enfermedad cualquier cosa te choca. Hay que cuidarse durante un mes sin salir”. Estas recomendaciones, que hacen parte de los conocimientos ancestrales shipibo-konibo, coinciden con la medicina científica.
“Si usted me ayuda a curarlo, muy bien, pero si incumples lo que te digo, nuestro esfuerzo va a ser inútil si tú no quieres dietar”, Mery Fasabi
El Comando Matico espera que pronto, el acompañamiento prolongado de los pacientes en casa también contará con el asesoramiento presencial de un médico. Por el momento, cuentan con el apoyo de un servicio telefónico de salud. Se sienten entusiasmados porque en algunas Comunidades Nativas cercanas a Pucallpa, donde la taza de contagio del COVID-19 estimada llega hasta 80% de la población, las familias se están organizando para brindar servicios semejantes y solicitar el apoyo de la Diresa para el acompañamiento plurimédico y pluricultural dentro de sus comunidades.
Plantas que modifican el comportamiento
“Una raomi, una sabia, me está enseñando”, explica Alexander Shimpukat, miembro del Comando Matico. “Los jóvenes ya casi no quieren saber de esas cosas. Yo tampoco había escuchado hablar del matico, pero ahora le hemos estado preguntando a nuestras abuelas y nos han contado que antes esa planta se tomaba después del parto. El té era para cicatrizar y desinflamar las partes internas de la mujer”. Dicen las raomi, que los varones no deben ingerir el té de matico durante muchos días, porque este podría afectar el funcionamiento de los órganos reproductivos masculinos.
En plena lucha contra la pandemia, ha surgido entre los jóvenes voluntarios un gran interés por recuperar todos los usos del matico y conocer su nombre en shipibo-konibo, puesto que desde hace varias décadas se le suele llamar en castellano, como matico o cordoncillo. Hasta ahora las investigaciones conducidas con los abuelos y las sabias raomi arrojan que no existe un consenso y, que probable en el pasado, la planta tuvo varios nombres shipibo-konibo a depender de las líneas familiares de transmisión de conocimientos. La mayoría concuerda, sin embargo, en que se trata de una rao, es decir una ‘planta medicinal’ asociada a un pájaro llamado rokaroka por onomatopeya, debido a su silbido. Pero mientras algunas personas dicen recordar que su nombre era rokaroka noin rao, otras dicen que era rokaroka noiti rao. Se trata de una pequeña diferencia de pronunciación que cambia todo el sentido. En el primer caso, el nombre shipibo-konibo del matico sería algo así como ‘medicina para curar las lombrices del pájaro rokaroka”; en el segundo caso, su significado sería ‘medicina para querer del pájaro rokaroka’.
La profesora Fasabi sostiene que, según sus investigaciones, el segundo caso es el más adecuado. El matico es una noiti rao, es decir una planta medicinal (rao) que tiene la propiedad de modificar el comportamiento de las personas. La palabra noiti viene de “querer”, “es una planta de la atracción”. Pero más que generar pasión y hacer que te enamores, su uso tiene por objetivo harmonizar a la familia, lavar las rencillas y generar acuerdos. Es una planta usada para lograr una convivencia placentera en el hogar.
“Esa plantita sirve para que cuando hay problemas en el hogar. Cuando ves a tus hijos pelear con sus hermanos, se les baña a los hijos. O si hay problemas con el marido, se le baña con esa hojita y el hogar vuelve a menos peleas, a quererse mucho, todos con los hermanos. Es una planta para la armonía. No es solo para el amor, sino para que en un hogar haya unión, que todos se quieran, que no haya discusión. Para eso es”, Mery Fasabi
Felizmente, este árbol del buen querer existe en abundancia en las inmediaciones de Pucallpa, pero los miembros del Comando Matico están conscientes que deben planificar un aprovechamiento racional para evitar depredarla. Una sola rama provee suficientes hojas para varios días de tratamientos: 4 hojas para hacer un té curativo y tres ramitas de hojas para la vaporización. Han designado a un grupo de voluntarios con la responsabilidad de recorrer las inmediaciones de la ciudad a pie o en moto, identificar y mapear los árboles de matico disponibles, verificando su estado y monitoreando su aprovechamiento sostenible.
Las otras plantas del bosque combinadas al matico para hacer el té y la vaporización para tratar los síntomas del COVID-19 también tienen efectos que van más allá de lo biofísico. La mucura (Petiveria allicia), por ejemplo, no solo sirve para tratar el catarro y la gripe, pues también es la mejor terapia para erradicar la pereza.
“Los abuelos ponían mucura en la nariz de las personas que tenían pereza o que eran haraganes; personas que no querían hacer nada. Cuando era niña, mi abuelita exprimía gotitas de una hoja de mucura en un lado de mi nariz y yo ya no quería recibir en el otro. Entonces, mi abuelita mi decía ‘se te va a podrir tu nariz’. Si no queríamos recibir al otro lado, así nos decían”, Mery Fasabi
“Es la cura para la haraganería” y un poderoso aliado vegetal para la crianza. “Cuando las niñas ya íbamos creciendo, nos ponían mucura en la nariz para que no estemos mirando uno y otro hombre”, dice Fasabi riéndose. “A los muchachos les ponían gotitas de mucura para que no estén durmiendo. ¡Tienen que estar haciendo alguna cosa!” Pero esa terapia contra la pereza tenía efectos descongestionantes. “Cuando no puedes respirar y se te tapa la nariz, agarras una hojita y la hueles, ¡espantas a la enfermedad que quiere entrar en tu cuerpo!” El sacha ajo (Mansoa alliacea) también es un antigripal natural y fortalecedor de la inmunidad. “Difícilmente nos agarra la enfermedad cuando tomamos su jugo”.
Matico para un Ministerio de Cultura asfixiado
En diez días, el matico ha hecho realidad una estrategia de coordinación multisectorial con protagonismo indígena para lidiar con el COVID-19; algo que el Viceministerio de Interculturalidad del Ministerio de Cultura no ha logrado en dos meses y medio de cuarentena, a pesar de todos los discursos y documentos producidos desde hace años. Lejos de las demoras, las trabas burocráticas y la retórica vacía de una interculturalidad dictada desde las oficinas en Lima, el matico ha permitido que el encuentro entre conocimientos amazónicos y conocimientos científicos sea ágil y guiado por el sentido de la urgencia necesario para enfrentar la pandemia del coronavirus. Con premura y creatividad se ha establecido un precedente que están sirviendo de ejemplo de coordinación eficaz para otros lugares de la Amazonía y del país.
Ayer en la noche, mientras el Comando Matico volvía a casa para descansar, el Perú supo que Sonia Guillén puso a disposición el puesto de Ministra de Cultura. Supuestamente, su decisión se debió al escándalo de la contratación de un cantante. No fue el reconocimiento de la trágica situación de abandono de los pobladores indígenas desde el inicio de la pandemia la que sustentó su renuncia. Es chocante, pero habitual, que el sufrimiento y muerte de centenares de personas en la Amazonía, con formas de vida, lenguas y conocimientos invalorables, sea menos importante que un escándalo de la jarana limeña.
La admiración por los y las sabias ancianas es la gran motivación del Comando Matico y sus plantas han generado un cambio de comportamiento en los jóvenes que estaban dejando de lado sus conocimientos y su lengua. Para la profesora Fasabi, la “gran nostalgia e impotencia” que siente al ver morir a las personas mayores, la llena de resolución para seguir luchando por salvar sus vidas y las vidas de todos, indígenas y mestizos, que la llaman.
“Hasta el año pasado yo trabajaba en la comunidad de caimito. He convivido con la gente allá y me he llevado muy bien con mis sabias raomi. Las he invitado a la escuela para que enseñen los conocimientos ancestrales a los niños… y ahora de pensar que se me mueran los señores de edad, me apena mucho. Cuando se va una anciana se va todo el conocimiento que podríamos haber adquirido”, Fasabi
Esperemos que las plantas amazónicas puestas en acción para tratar el COVID-19 puedan también generar un cambio de comportamiento en los Ministerios. Que una admiración por los y las sabias conocedoras indígenas sea también una inspiración para el nuevo o nueva ministro/a de cultura y para la persona que va a ocupar el cargo del Viceministerio de Interculturalidad. Que el matico, la mucura y el sacha ajo los llenen de buen querer, los cure de las demoras y trabas burocráticas y los fortalezca con el convencimiento que los pueblos indígenas del Perú son el tesoro más invalorable y siempre creativo de este país.
Fotos: Alexander Shimpukat / La autora agradece a Frank Janampa por su asesoría lingüística .
Luisa Elvira Belaunde – Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Plataforma Pueblos Amazónicos en la Pandemia COVID-19