“Muralizar una ciudad es darle otro punto de vista, traer un mensaje social y ambiental a lugares por donde pasa la gente”, explica Frank Machuca, con 32 años, ingeniero ambiental y artista autodidacta moyobambino. Los murales, nos dice, son para todo tipo de personas que transitan en las calles y los recepcionan visualmente. Cada cual los ve a su manera, pero en todos los casos los murales han logrado un cambio en la mentalidad. Varias instituciones han sido claves para fomentar esta transformación: la Dirección Desconcentrada de Cultura de San Martín, centros educativos, municipios, ONGS y hasta empresas privadas; pero sin el empuje de pintores como Machuca no habría sido posible.
Aquí en Moyobamba, hace diez años nadie te pagaba por hacer un dibujo o una pintura. A través de los murales se ha incentivado el rescate las maneras de vivir de la región, todo lo que tenemos los pueblos de acá. La gente ve todas esas cosas pintadas en la calle y comienza a valorarlas más. (Frank Machuca)
Cuando hizo su primer mural, en 2012, solo había 3 muralistas en la ciudad. Hoy, hay 10 pintores talentosos, como Diego Capuema, también moyabambino con quien ha compartido varios proyectos y organizado el festival Tierra que Pinta. Su tema de fondo es la conservación de los ecosistemas amazónicos con la que se familiarizó íntimamente en sus prácticas de campo durante sus estudios de ambientalista, pero que hoy pinta a través de los ojos de los personajes de sus murales.
Normalmente cuando pinto empiezo desde los ojos hacia afuera. Los ojos son como una ventana que se abre. De los ojos paso a las mejillas, a la nariz, a la boca y al final, al cabello. Me gusta darles mayor fuerza. Después paso a hacer el resto del cuerpo y lo que lo rodea, Cuando uno está pintando al principio uno está cargado de energías, de ganas de querer pintar. Yo sé que al final voy estar más cansado, entonces le pongo toda esa energía a los ojos. (Frank Machuca)
Una de las cosas que más le gusta es pintar los rostros de los pueblos originarios, “porque hay mucha gente que los desconoce, cuando ellos son realmente los dueños de la zona; están acá desde el inicio y tienen muchos conocimientos que brindar”, subraya. No solamente ha pintado a miembros de los pueblos originarios de la Región San Martín, Kichwa, Shawi y Awajún, sino de otras tierras del continente. “Por medio de los murales estamos atacando a la discriminación”, sostiene. Además, siente una especial afinidad con su estética.
Me gusta mucho pintar su expresión, su color, sus rasgos. Cuando fui a Argentina, pinté murales sobre los Toba y los Mapuche, y pueblos que todo el mundo creía extintos. Yo siempre trato de investigar y generar una temática para cada mural. A través de un rostro puedo mostrar toda la historia que tiene, tanto la de esa persona como la de su comunidad. (Frank Machuca)
También disfruta hacer retratos de personas mayores que por sus conocimientos de los recursos del medio ambiente y costumbres son íconos de la ciudad: una vendedora de juanes en la esquina del colegio, una tejedora de bombonaje y eximia pandillera, que durante toda una vida lideró las comparsas demostrando como se baila llevando una tinaja de agua sobre la cabeza. Además de ser personajes queridos por todos en las calles, son sus tías abuelas a quien ha visto trabajar desde niño haciendo deliciosa comida y objetos imprescindibles para la vida diaria gracias a la biodiversidad de las antiguas chacras, bordeadas de ríos y bosques. Pintar a los mayores es, para él, un encuentro con las marcas de la historia de La selva que habla en sus rostros.
Me gusta la historia que se cuenta a través de las marcas, las arrugas, los lunares que tiene una persona. Me gusta mucho pintar la textura, la iluminación, la rugosidad hasta de los labios. Es todo un conjunto que sale a través de los labios y los ojos, que son su ventana. (Frank Machuca)
Un toque distintivo de sus composiciones es que rompe el impactante realismo de su rostros y cuerpos con elementos surrealistas que generan efectos de asombro y ensoñación. Hojas, pétalos, mariposas y plumas coloridas rodean las figuras centrales creando la impresión de una danza sutil que proviene de otra dimensión, algo que el mural revela como por encantamiento pero que normalmente está escondido detrás de la ventana de los ojos de sus personajes. Con frecuencia, estos elementos tienen colores pastel, pero otras veces tienen colores fuertes y contrastan con el fondo. Estos elementos conectan los humanos a la frecuencia espiritual de los seres vivientes de los bosques y los ríos que pueden volar. Estar vivo es estar rodeado de estas variedades orgánicas de alas que nos recuerdan que en las ciudades solo seguiremos vivos mientras cuidemos la vida de los bosques y las aguas que nos dan vida.
Si miras bien vas a ver muchas manchitas en la ropa, en las hojas que de lejos no se ven, pero si de cerca. En la cara me demoro más, pero en las hojas, en las flores tengo más sutileza. Casi siempre trato de poner algo orgánico, una flor que transmita esa relación de naturaleza a ser humanos, siempre busco integrar esas dos partes. Para mí es muy importante por el tema de conservar, preservar. Pueden salir del rostro, se pueden enredar en su cuerpo, pueden estar en por detrás de su espalda, pero siempre pongo algo orgánico. (Frank Machuca)
Cada mural sigue un proceso minucioso. A menudo parte de una fotografía que él mismo prefiere tomar, o de una foto antigua que tiene que digitalizar y reparar antes de pintar y proyectar para las dimensiones del mural. En Moyobamba, la técnica de la mayoría de los muralistas sale del lienzo a la calle, pero hoy también recorren al diseño digital para hacer otro tipo de productos. Pintan con brocha, paleta y pintura acrílica satinada. No usan lata.
La brocha te deja una marca, una textura que la lata no te puede dar. Y en esa textura tú puedes ver el estilo de cada artista, la fuerza que le mete. Algunos artistas hacen su empastado muy suave, el mío es muy marcado. Yo mismo mezclo mi pintura, utilizo cuatro colores, rojo, azul amarillo y blanco. Con eso hago todo. Es lo que he aprendido con la práctica viendo a otros artistas. Así voy sacando mis colores. Cada tipo de pintura tiene su pro y su contra. El satinado es fuerte, es bonito, saca colores que no puedes sacar con otros materiales. (Frank Machuca)
Ha pintado en lugares insospechados, hospitales, cárceles, cementerios y plasmado una diversidad de personajes. Lo que le interesa mostrar es la diversidad vital que compone la historia de todos en un ecosistema humano-urbano, pero sobre todo, amazónico.